Las pérdidas y desperdicios de alimentos

“De aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.” (FAO, 2017)

La Meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible quiere, “De aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.” (FAO, 2017). Y esta no es una meta despreciable ya que la FAO estima las pérdidas en cerca de un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano, lo que representa aproximadamente 1.300 millones de toneladas por año en el mundo. Para tener un referente, Colombia produce cerca de 30 millones de toneladas y desperdicia y pierde casi 10 millones de toneladas de alimentos al año (DNP – Departamento Nacional de Planeación, 2016), Uruguay produce cerca de 10 millones de toneladas y desperdicia el 10% (FAO, 2017) y en Argentina las pérdidas alcanzan el 12,7% de 128 millones de toneladas de alimentos al año (Rivas, Blengino, Álvarez de Toledo, & Franco, 2016)

La pérdida y desperdicio de alimentos (PDA en adelante) es un problema complejo debido al gran número de interacciones que tiene con otros aspectos de la economía, la cultura y la organización social. Si bien, este tema es incorporado en los ODS en el tema de la producción y consumo responsables: ODS 12, está estrechamente relacionado con el derecho humano a la alimentación y las metas del Objetivo 2 Hambre Cero que busca poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y promover la agricultura sostenible, asuntos que son imposibles de lograr si perdemos y desperdiciamos cerca del 30% de los que producimos. En este mismo sentido, hay una relación estrecha con el objetivo 1 de reducir la pobreza, que no es solo la falta de ingresos y recursos, es el hambre y la malnutrición, y la desigualdad, en particular referida a las comunidades campesinas, que producen más de la mitad de los alimentos básicos. Así mismo, la reducción de las PDA aportaría al cumplimiento de metas en los objetivos 8 Trabajo decente y crecimiento económico y 10 Reducción de las desigualdades, si se establece una sinergia clara en el desarrollo de las políticas públicas diseñadas para estos objetivos y la meta 12.3, en particular si ellas están enfocadas en la población campesina. Por supuesto, también hay una relación estrecha con el objetivo 13 Acción por el clima, que pretende adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.

En 2015 se produjeron casi 666.500 millones de litros de leche a nivel mundial, un 30 por ciento más que en 2005. El crecimiento de la producción mundial de leche de vaca durante la década (2005-2015) promedió un 2,8 por ciento anual (p.a.). El crecimiento entre 2005 y 2010 promedió 2.5 por ciento anual, más lento que el 3.1 por ciento anual. observado durante el período 2010-2015. El número de vacas lecheras y la producción de leche por vaca (producción de leche) también cambió. Durante la década, el rendimiento promedio de leche global por vaca ha aumentado de 2,180 litros en 2005 a 2,514 litros en 2015 (un aumento del 15 por ciento), mientras que el número de vacas lecheras aumentó en un 14 %. (FAO and GDP, 2018) El sector lácteo en América Latina produjo 81.600 millones de litros en 2018 (10% de la producción mundial) y emplea cerca de 3 millones de productores, con un promedio de consumo de 134 lit/hab/año. (FAO – Secretaría de Agroindustria, Ministerio de Producción y Trabajo, 2018)

En relación con las pérdidas, las causas son variadas. En la producción agropecuaria hay una variedad de razones, por ejemplo, las plagas y enfermedades, la variabilidad climática o eventos extremos de lluvia o granizo, o por el contrario las sequías; también se generan por aspectos logísticos (malas carreteras, pobres sistemas de transporte, almacenamiento, conservación) o decisiones de siembra, manejo y cosecha. En la etapa de procesamiento las causas están relacionadas con la informalidad que se evidencia en la carencia de logística y tecnología, deficiencias en infraestructura y capacidad, en algunos casos la mala fe. En relación con el desperdicio, las razones son los malos canales de distribución y cadenas de mercado y los malos hábitos de consumo. (DNP – Departamento Nacional de Planeación, 2016).

Adicionalmente, hay algunas fallas institucionales que favorecen las PDA y que no se tratan adecuadamente en las políticas públicas, tales como los deficientes instrumentos o instituciones sociales como la estructura misma de comercialización de los alimentos que concentra las decisiones de precios en un oligopolio, los subsidios a los commodities, los tratados de libre comercio que favorecen la importación de alimentos, los deficientes controles gubernamentales en temas sanitarios (inocuidad), ambientales (vertimientos y residuos) y de mercado (acaparamiento o los llamados carteles) y por supuesto la falta de coordinación estratégica entre los sectores privado y público, y yo añadiría la precaria participación social, porque se restringe en el diseño de las instituciones o porque no hay capacidad de respuesta en las organizaciones y la ciudadanía.

Las PDA no son iguales en el mundo, en los países de ingresos medios y altos los desperdicios son mayores, es decir que se botan a la basura (etapas de comercio y consumo) incluso si aún son aptos para el consumo humano. En los países de ingresos bajos, los alimentos se pierden principalmente durante las etapas de producción, postcosecha y procesamiento y se desperdicia mucho menos alimento a nivel del consumidor, esto porque el comportamiento humano es distinto en situaciones de abundancia y de escasez. En el caso de la leche los desperdicios representan aproximadamente el 40-65% del desperdicio total de este alimento en las tres regiones industrializadas (altos ingresos). Y para todas las regiones en desarrollo, el desperdicio de leche durante el manejo y almacenamiento posterior a la cosecha, así como a nivel de distribución, es relativamente alto, (FAO, 2011) es decir, que por cada 100 bolsas de leche que se van a la basura, 36 se desperdician en las fincas y 64 en los hogares y los comercios (DNP, 2016).

La PDA en la cadena láctea tiene algunas particularidades. Para la leche y los derivados lácteos los desperdicios (consumo) corresponden entre el 40 y el 65% del desperdicio total de alimentos en los países de altos ingresos o industrializados. Las pérdidas en la etapa de producción son significativas por causas como la mastitis pueden llegar al 3 y 4% en la producción de leche. Para todas las regiones de ingresos bajos, el desperdicio de leche durante el manejo y almacenamiento posterior a la cosecha, así como a nivel de distribución, es relativamente alto por factores como la mala caminería o la falta de redes de frio. (FAO, 2011) En el caso de América Latina, comparativamente, las PDA de la leche son más bajas que en otros grupos de alimentos. Como se ve en el cuadro 1 las menores PDA se dan en el grupo de carnes, leche y oleaginosas. En particular la leche se pierde en la poscosecha por las malas condiciones de ordeño en donde se contamina la leche, la falta de red de frio, las largas distancias entre las fincas y las industrias y los malos caminos. También se desperdicia una gran cantidad de leche en la distribución debido al mal manejo de los productos en el retail y al comportamiento de los consumidores.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *